"Si. Creeríamos casi con total y absoluta certeza, certeza que no podemos confirmar pero que tampoco vamos a negar, que ahora si, con estas medidas punitivas que apuntan a castigar a los tránsfugas, a los especuladores y a los garcas de siempre, el capitalismo adquirirá un rostro que, en sus facciones básicas, parecerá casi humano, aunque un rostro humano un tanto demacrado por el hambre, la enfermedad y la muerte" declaró Angela Merkel mientras firmaba otro cheque "para seguir tirándole unos huesos a los bancos antes que todo se termine de ir a la recontramierda". En tanto Nicolás Sarkosy, visiblemente borracho, agregó que "está rejodida la mano. El capitalismo se nos muere y la verdad, ya no sabemos qué carajo hacer", para proseguir en tono de confesión que "me recabe la presidenta argentina. Lástima que está casada". El premier ruso y títere certificado, Medvedev, declaró que "mientras no me falte vodka y tenga la llave de los gasoductos que alimentan Europa bajo mi control, por mi estos europeos pueden hacer lo que se les cante". Silvio Berlusconi, a tono con sus últimas declaraciones, solo dijo que "mientras los sudacas la sigan poniendo, los negros africanos sigan muriéndose de sida y a los países del este de Europa podamos seguir exprimiéndolos de manera vil, va a estar todo al pelo". Zapatero, el más progresista de los mandatarios europeos ultraconservadores aseguró a medios de su país que "España está mal pero vamos bien", declaraciones que provocaron una corrida bancaria que "reíte de la Argentina de diciembre del 2001". Finalmente la presidenta de todos los argentinos menos de Lilita Carrió dijo estar "supercontenta. No por la reunión, que fue un embole, sino porque salí de compras y conseguí una pilcha de puta madre para usar la próxima vez que tenga que aparecer en público confrontando a los del campo".
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