Aunque a Lilita Carrió le pese, el espíritu-de-la-Navidad también llegó a la Casa Rosada y a la Quinta de Olivos, porque el espíritu-navideño-que-todo-lo-cambia no hace distinciones políticas ni diferencia entre denunciadores al voleo y denunciados. Fue éste mismo espíritu de Nochebuena que nos hace a todos mejores por un rato entre el brindis de las 12 y el último pedazo de turrón el que tocó con su varita a la Presidenta de Todos los Argentinos menos de la líder de la Coalición Cívica, quien todavía estaría estudiando la forma de escribir un documento en el que reconocería su derrota en las elecciones de Octubre de 2007, pero "sin reconocerlo abiertamente para no darle ni un metro de ventaja a ésta trola que nos gobierna sin comulgar". Esa varita-de-la-felicidad-navideña llegó para tocar a nuestra primera mandataria quien en un mensaje emitido el 25 de Diciembre por la mañana aseguró que "la-magia-de-cada-Navidad me pegó anoche profundo en el alma cuando abríamos los regalos, la familia reunida alrededor del árbol navideño que armáramos, no yo porque estaba muy ocupada gobernando para todos los argentinos, sino Néstor y los chicos, aquel 8 de diciembre pasado. Les decía que esa magia me había calado hondo en el alma, eso, o que el champagne arriba del cabernet sauvignon que habíamos tomado en la cena provocaron una mezcla que me hizo agarrar un pedo que yo creí místico, y calándome así hondo, profundo en mi ser, me hizo desear, no afirmar ni confirmar, pero si tener ganas, de decir que ahora si no retrasaríamos más la redistribución de la riqueza para los que menos tienen, para los que más lo necesitan, para los que más sufren. Para los otros, para los hijos de puta, los banqueros, los canallas, los evasores, los sindicalistas, los empresarios, los de la UIA, los contratistas del estado, los amigos políticos, los familiares, los diputados, los senadores, las fuerzas de seguridad y los que la tienen toda no desee redistribuirles la riqueza, porque ya se la recontraredistribuimos, sobre todo en estos últimos tiempos con el blanqueo para capitales fugados de dudosa procedencia, el Megaplan de Obras y todos esos anuncios que hicimos para dejar contenta a la clase media porteña que igual nos va a escupir en la cara en las próximas elecciones por más que les solucionemos la vida y no tengan que laburar nunca más. Por eso el espíritu-de-las-navidades me hizo desear redistribuir para los otros a los que nunca les redistribuimos un carajo y a quienes ahora si espero poder redistribuirles lo poquito que quedó después que la redistribuimos con los mismos de siempre desde que asumimos éste gobierno en el que tanto nos gusta usar la palabra redistribución aunque solo sea eso, una palabra que usamos para anunciar algo que hasta ahora no hemos hecho y que probablemente, a pesar de mis deseos, no vayamos a hacer jamás entre los que no tienen nada: redistribuirles la riqueza" concluyó la Presidenta.
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