Sorprendió la actitud de la oposición que hasta ayer a la mañana sostenía no solo que había que pagarle al Club de París "aunque quedáramos orto para el norte" sino que además "debíamos pagar todas nuestras deudas, incluso las ilegales adquiridas por la dictadura, porque por allí comienza la verdadera redistribución de la riqueza, distribuyéndole a los que más tienen. Además, tenemos la obligación de seguir pidiendo prestado a tasas inconmensurables y bajándonos los pantalones ante quien sea. Todo sea por el bien de la patria y por las comisiones que cobramos nosotros si opinamos así" y que crítico duramente la medida anunciada sorpresivamente por la presidenta Cristina Fernandez "por vendepatria, pero sobre todo, porque lo hizo ella y no nosotros y ya no podremos reclamárselo más". Ahora que la primera mandataria cumplió "uno de nuestros pedidos históricos, que sigamos entregando todo a los extranjeros", dieron un vuelco de 180º y cargaron contra la medida "porque nos garcaron finito y nos dejaron sin argumentos ni ideas para seguir siendo una oposición cohesionada y coherente en su objetivo de voltear a la presidenta lo más pronto posible para que al fin se cumpla algunos de los miles de vaticinios que hizo Lilita Carrió en ese sentido". "Si, es cierto. No hay garcha que nos satisfaga" declaró la dirigente sin trabajo y fundadora del ARI que vive de donaciones. "Lo que hizo el gobierno nos traiciona como oposición" opinó el presidente de la UCR Gerardo Morales desde un spa en donde se encontraba "descansando y reponiéndome porque rosquear constantemente, hacer contra y estar siempre de pica con el gobierno es un trabajo agotador". Patricia Bullrich sostuvo en tanto "que al pagar la deuda se termina la dependencia y comienza la redistribución de la riqueza. Así, al gobierno le va a ir bien, el pueblo va a estar contento, y nosotros, ¿qué mierda vamos a hacer si a los argentinos nos va bárbaro?". Duhalde en tanto repitió su letanía de "yo solo veo Hitlers" realizando una elipsis entre el pago de la deuda al Club de Paris y lo que Alemania debió abonarle a los aliados que ganaron la Primera Guerra Mundial, donde Hitler peleó como cabo en el ejército, en concepto de remuneración por haber provocado la Gran Guerra, elipsis que nadie entendió ni compartió, sobre todo porque "los Kirchner no son nazis, sino stalinistas" sostuvo el opositor De la Sota, mientras que Lilita Carrió con su habitual humildad opinó que "estos dos imbéciles están equivocados. Ni nazis ni comunistas: guevaristas" lo que llevó a la oposición a un nuevo quiebre entre sus filas que, desde que ayer se pagó la deuda al Club de París, no saben atrás de que causa opositora encaminarse.
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