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domingo, 27 de mayo de 2018

Clarín, La Nación y la tapa del no


Hay algo muy impresionante en la negación que ayer hicieron las tapas de los diarios Clarín y de La Nación, de la marcha masiva que se congregó en la 9 de Julio – a fuer de haber vallado la Plaza de Mayo, para intentar quitarle peso simbólico a toda manifestación política que se lleve delante de ahora en más -; una marcha que congregó 1.500.000 personas para los propios (un número que suena exagerado) pero que de tan multitudinaria e inmensa que fue, dotándola de una innegabilidad prepotente, no pudo ser refutada por las usinas habituales del gobierno. 







Pero sí desaparecida por Clarín. 



Seremos generosos: diremos que a la marcha La Patria en Riesgo, concurrieron 750.000 personas. La mitad de lo que dicen los más entusiastas. Incluso debajo del millón que calculan los más sobrios. 750.000 personas es un número gigantesco, enorme. Es 100 veces más, como mínimo, la cantidad de personas que fueron a recibir al presidente el día de su asunción, por poner un ejemplo. Es 1000 veces la cantidad de gente que fue a saludarlo a la salida del Congreso después de su discurso del 1 de marzo. Es 5000 veces más la cantidad de personas que se congregaron en el Obelisco para darle apoyo a este gobierno hace poco más de un mes. Un número inimaginable de personas entonando el Himno Nacional, apropiándose de ese símbolo que siempre, como dice Mariana Moyano, perteneció a los sectores conservadores del país que se dedicaron exclusiva y justamente, a destruir al país en beneficio propio, sin importar los costos en sufrimiento y en las vidas ajenas, las de millones de compatriotas. Hoy este no es un dato menor. 





Y Clarín la negó. No hablaremos de La Nación, un diario que siempre fue difícil de leer, por su formato y que fue, es y seguirá siendo una “tribuna de doctrina”. Nombramos a Clarín porque es “El Grupo” y porque es el medio informativo de la clase media, la media baja y la baja. A través de la lectura, a través del fútbol, a través de Mariana Fabbiani, a través de. 



No sorprende la no tapa de Clarín. ¿Puede habernos sorprendido que fueran capaces de negar una marcha que juntó a tal cantidad de gente, a tal cantidad de personalidades – que nacieron, crecieron, pasaron por las pantallas de los canales del Grupo, y que hoy son el enemigo, a pesar del raiting y las ganancias que produzcan (volver a leer a Kalecki) -, a tal cantidad de argentinos que se oponen a las medidas que toma este gobierno?.



La respuesta, claramente, es no. Imposible que nos sorprenda que el diario que tapó el genocidio de la dictadura del 76 para quedarse con Papel Prensa niegue la marcha del 25. Pero aún así, sorprende el tamaño de la operación, una operación que a pesar de todo, no tuvo todo el efecto esperado. Porque en las redes sociales, los PRO estaban como locos despotricando contra esa marcha para defender a la Patria, con los consabidos argumentoides de siempre menos uno (como era feriado, no pudieron repetir el sonsonete de “por qué no van a laburar en vez de protestar”). La Usina Peña de Trolls Pagados con Mis Impuestos tuvo que esforzarse a full. Y aún así, no se vieron discusiones sobre el número, por lo vasto de la convocatoria.
Y aún así, Clarín lo negó. En tapa de página web la segunda noticia era una nota de amor de Lanata. O sea. 



Hay algo aquí que se relaciona con otro tema, el de la lógica del pensamiento del votante macrista, un tema recurrente y al que parece, no le encontramos respuesta. ¿Cómo funcionan esos cerebros? Es un misterio tan insondable como la existencia del tiempo o los límites del Universo: jamás lo sabremos. 



Permítaseme una divergencia: una votante PRO, colaboradora de Clarín subió un tuit diciendo que había sido agredida por una kirchnerista. A poco de seguir el hilo, la kirchnerista era extranjera. A más de seguirlo, era brasilera. A más de seguirlo, estaba mal de la cabeza. A más, la había atacado en el vagón del subte. Pero a más de seguirlo, la atacante, brasilera desequilibrada mental, posaba a poco menos de un metro de distancia en el andén, para que la atacada le tomara fotos. A pesar de todas las incongruencias del relato (que son más, no quiero alargar el desvío), tenía 3000 retuits y 5000 favs y, por supuesto, el ataque bañaba a todo el kirchnerismo y a todos sus simpatizantes y a los opositores – que automáticamente y en una operación de deslegitimación, pasan a ser kirchneristas, aunque sean delcañistas *guiño guiño guiño: no son opositores. Son funcionales* - de las características de la supuesta atacante. Le creyeron full. 






Hace años, cuando lo de TN y Clarín parecía no ser tan alevoso, impúdico, de tanta impunidad, llamaba la atención que se dieran noticias del ámbito local que no aportaran imágenes, ni audios, ni videos. “Cristina dijo tal cosa”, “Moyano – entonces EL enemigo – hizo tal cosa”, etc etc. Zócalos sin imágenes, en un medio, justamente audivisual, en un diario donde lo que sobraban eran fotógrafos, en una era en que los celulares ya tenían cámara. Eso también era el mensaje que sus televidentes abrazaron con ímpetu – todos votantes PRO. No dudo de que cada votante PRO es un fiel televidente que recibe su información exclusivamente de El Grupo. Arriesgo más: todo su share es macrista, sin importar los porcentajes que representen votantes de otros como Carrió o Massa. Son todos macristas, incluso los no asumidos –: TE CREO, DECIMELO QUE TE CREO. Como aquel cuento de que no importa que veas al sol por la ventana, si TN te dice que está lloviendo, te ponés piloto y agarrás el paraguas. 



No hay nada nuevo en estas líneas. Tan sólo un intento, seguramente fallido, de ordenar algunas ideas sueltas sobre éste fenómeno contemporáneo y su funcionamiento local. No es que en el pasado los medios no hayan logrado hacer lo que quisieran con la “opinión pública” (Hola Primera Guerra Mundial; hola Segunda; hola Vietnam; hola Dictadura del 76; hola Mundial 78…). Es el tamaño del dispositivo, la capacidad de negación y la apertura de esa cloaca en la que se ha convertido la red, que amplifica, potencia y junta el resentimiento, el odio y la pulsión tanática de cientos de miles de exacerbados, hasta convertirlo en aquel río rojo de horribilidad que corría bajo Nueva York en Ghostbusters 2. 



La idea de estas líneas no era llegar a alguna conclusión, esas a las que somos tan afectos. Era simplemente tirar unas ideas sobre el paño y ver qué pasaba. Nada más.



PD: empezó escrita en tercera del plural y terminó en primera del singular. Quesevacé...

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