- ¿Cómo estás...eh...uh...?. ¡Nos olvidamos tu nombre!. ¿No te jode que no nos acordemos cómo te llamabas y nos refiramos a vos como florista asesinado?. Digo, después de todo Susana era tu gran amiga y ni se acordaba tu nombre tampoco...
- No, está bien, ya me acostumbré - nos dice lacónico el asesinado florista de Susana.
- ¿Cómo te trata la muerte?.
- Mmmm... bastante bien, que se yo... extraño algunas cosas...
- ¿Cuáles...eh...florista asesinado?.
- Los chongos.
- ¿Y qué más?.
- Los machotes.
- ¿Algo más que extrañes?.
- Las noches de los primeros viernes de cada mes.
- ¿Por qué?.
- Porque era cuando nos juntábamos en casa con mis tres amantes.
- Parece que ya atraparon a tu asesino. ¿Lo perdonarías?.
- (Lo piensa unos instantes) Si, le perdonaría casi todo, menos una sola cosa.
- ¿Qué cosa?.
- Que me haya asesinado.
- ¿Que tal el cajón que te tocó?.
- Bien, cómodo, pero no me gusta la decoración.
- ¿Y la ropa?.
- Ay, eso si que no me gustó nada. Me hace ver muy varonil.
- ¿Los gusanos hacen diferencias entre las personas que murieron de muerte natural o enfermedades, y quienes fueron asesinados por un ex amante que lo mató de manera brutal solo para robarle el auto?.
- No, para nada. En ese sentido los gusanos son mejores que las personas: no discriminan por la orientación sexual del muerto ni por como haya muerto el muerto.
- De nada. Y díganle a Susana que gracias por su preocupación, que le duró menos que un pedo por lo que leí en la última Caras. Chau y gracias a ustedes.
- De nada...florista asesinado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario