"Yo siempre quise conocer París. Con éste aumento del salario mínimo las próximas vacaciones me llevo a toda la familia". Las palabras alborozadas de Juan Carlos, obrero de la construcción, reflejan el ánimo exultante de gran parte de la fuerza laboral que recibirá los 40 pesos de suba del salario mínimo que dispusiera el gobierno, en su camino hacia una redistribución de la riqueza para todos y no para las mismas sociedades rurales e industriales que engrosan sus ganancias gracias a las arcas del estado de siempre. "Hace rato que quiero cambiar el Philips blanco y negro 14 pulgadas por un plasma de 42 pulgadas para poner en el rancho. En cuanto cobre el mes que viene, lo compro". Son muchas las necesidades que los trabajadores venían postergando y que gracias a éste aumento, no tendrán que esperar más. Cambiar la heladera Siam de 1971 por una 3 puertas con freezer y expendedora de jugos último modelo, recorrer la ruta del Che durante 4 meses, cambiar la tapera por un semipiso en Belgrano y dejar el Gordini para segundo auto y comprar un Megane modelo 2007 para la patrona serían algunos de los gustos que operarios fabriles, oficinistas de 5º nivel y empleados de comercio podrán darse con éste aumento que el gobierno nacional les ha dado. Como concluyera Juan Carlos, el obrero de la construcción que ya no va a privarse de nada: "Al fin voy a poder dejar de comer polenta 9 veces por semana. Ahora me cago en De Angelis: ¡lomo todos los días!".
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