Un (ex) Ministro de Trabajo de la gobernadora de la
Provincia de Buenos Aires, se sienta en una mesa con el apoderado legal de la
AFI y con empresarios. Allí dice que le gustaría tener una Gestapo para poder
encarcelar a sindicalistas.
La utilización de esta palabra – Gestapo – y lo que ella
implica -, abre una serie de análisis interesantísima… que más que
probablemente nos lleven a una conclusión que ya todos más o menos conocemos,
sobre el tipo de persona que dijo esto, su jefa, sus jefes y lo que representa
en el contexto tanto de la reunión como del momento en el que dicha reunión fue
realizada.
Pero aunque me encantaría diseccionar este tema, con las
pocas herramientas con las que cuento, no es de lo que más me interesa
escribir.
¿Por qué?
Porque me interesa hablar de otra cosa. O de varias
cosas.
El amperímetro.
Como en el viejo y querido amplificador Sansui que tenía
en la casa materna, los vúmetros funcionaion de forma totalmente desapareja, a
la vez que de la manera en la que sabíamos que funcionarían: en el de un canal
(el nuestro)* la aguja se fue a tope, sobrepasó la zona roja del medidor,
saturó de manera inmediata, mostrando toda nuestra indignación por lo que se
dijo (hace 4 años, pero que recién ahora se sabe). Eso si: también nos
divertimos mucho, haciendo todo tipo de chistes. Gracias Micky Vainilla.
El otro vúmetro ni se movió. Nada. Quedó en cero. No se
movió ni se va a mover, ni ayer, ni hoy, ni mañana.
* Cuando digo “el nuestro”, hablo de quienes de una u
otra manera apoyamos al actual gobierno, votamos en 2011 a Cristina y en 2015 a
Scioli, etc etc.
El otro canal, ya sabemos cuál es. Nos faltaría un canal,
que en aquel amplificador no existía, al que vamos a llamar “canal del medio”.
Ahí la aguja pudo o no haberse movido. Pero al final, no hubiera cambiado
prácticamente nada. Si temas como éste fueran determinantes a la hora de la
verdad, en las últimas elecciones deberíamos haber arrasado. Y eso no sólo no
ocurrió, sino que nos salvamos de una paliza histórica.
Vamos a nuestro canal, a nuestro vúmetro, a nuestra
indignación ¿Todos nos indignamos? ¿A todos nos importa que alguien que estaba
siendo espiado, eligiera decir que le encantaría tener una Gestapo para
perseguir a otros, frente a un grupo de empresarios que ni siquiera se inmutó
ante esta frase?
No, no nos importa a todos. Fuera de ciertos circuitos, a
mucha gente le pasa por el costado como un bondi que no pensaba tomarse. Y no,
no es relativismo moral ni nada que se le parezca. Y no, nuestra “saturación”
no va a producir absolutamente nada en el otro canal. Nada. Cero. Lo cuál, por
supuesto, aumentará nuestra indignación, porque TENEMOS RAZÓN, CLARAMENTE,
aunque todavía sigamos repitiendo que es todo culpa del grupo Clarín, y que no
son las redes, son ell@s.
Pues no mi ciela: por un lado, son las redes, estúpido. Y
claro, para un grupo de gente muy grande (en el doble sentido, por cantidad y
por edad), son también los medios tradicionales que ya no lo son tanto. Pero
más allá de este tema – en el que tampoco me quiero meter, porque no tengo
herramientas y prefiero escuchar a l@s que saben mucho - como Mariana Moyano
cuando nos habla en Trolls SA o en sus podcasts Anaconda con memoria o Es al
revés – la cuestión al final es que los vúmetros, no se van a mover ni un
ápice: el nuestro, al mango con la indignación saturada; el de ellos, en cero;
el del medio – el que mueve los resultados – podrá sacudirse apenas, como se
sacuden las agujas cuando uno recién enciende el equipo. Y ya.
(Conste que no debe confundirse todo lo que escribí hasta
ahora con un “si no mueve el amperímetro, no hay que hablar del tema”. Nada más
estoy tratando de describir, con lo que tengo a mano, algo de lo que sucede con
éste tipo de eventos).
(Conste además que no estoy diciendo “no son los medios
tradicionales”, ni que no tienen – aún – ingerencia en la construcción de
pensamiento. Sólo estoy intentando explicarle a quienes siguen con las
explicaciones monocausales de porqué “la gente” hace lo que hace, explicaciones
que casi siempre vienen acompañadas de frases como “a la gente la engañaron” o “son
todos desclasados”, etc etc. Como en el monólogo de los 5 estadíos sobre la
muerte que Davis Newman -interpretado por Cliff Gorman- hace en “All that jazz”, yo también estuve recorriendo
esos estadíos, pero con respecto a la gente, y a los medios, para que negarlo)
¿Y en el otro canal? Nada. Cero respuesta. O la Gestapo
es una palabra más o justamente
funcionará como un incentivo para seguir apoyando a su fuerza política: “ellos
si querían meterlos en cana”. La misma gobernadora lo dijo en la tv abierta: “Ahora
el Pata Medina está libre. ¿Cuándo estuvo en la cárcel?”. Lo demás, las
reuniones para plantear la persecución judicial, el aporte legal de la AFI, el
acuerdo de los empresarios, el deseo de tener una Gestapo propia para vigilar y
castigar (¿mejor perseguir y castigar?), nada de eso importa, importó o
importará. ¿Por qué? Porque “el otro” estuvo donde yo quería que estuviera, en
la cárcel.
¿Y sus votantes, no lo ven?.
Desde el punto de vista de los medios tradicionales, la
respuesta es no. Infobae recién publicó la noticia 10 horas más tarde de que
apareciera el video en todas las redes. Mientras los medios tradicionales cada
vez se alimentan más de las redes para sobrevivir (a la vez que tratan de
producir material para esas redes para luego reapropiárselo), y al minuto de
publicado en Facebook, levantan una “noticia”, ayer ese efecto desapareció. En
los grupos Clarín y La Nación, ese efecto no sólo no existió, sino que al hacer
referencia tangencial al mismo, uno de los mascarones de proa del multimedios
de los Mitre, sostuvo que como el kirchnerismo usaba la AFI a destajo, el
macrismo lo siguió haciendo. Y listo el pollo, pelada la gallina.
Desde el punto de vista de las redes, nosotr@s estamos
acá y ell@s allá, lejos. O nosotr@s lejos de ell@s, como prefieran verlo. Es
verdad que del otro lado lo escriben en sus bios (furiosa anti k, si sos k te
bloqueo, vivo en Peronia odio a las k, si sos k ni te preocupes en escribirme)
pero yo no tengo ni un solo contacto macrista en Twiter, ni en Facebook, aunque en mi biografía
no diga nada. Y vos, que estás leyendo, posiblemente tampoco. Y si lo tenés, posiblemente
seann familiares con los que querés seguir en contacto y tratás de no hablar de
política. ¿Entonces? Por las redes no se enteran.
¿Y si se enteran?
No les cambia nada. No les cambió nada votar en 2015 a
alguien que llegaba al gobierno con 200 causas penales; no les cambió nada
saber que votaban a Pato Bullrich, la misma que le había bajado la miserable
jubilación en un 13% a sus propios padres; no les cambió nada votarlos en 2017
nuevamente, a pesar de que sus hijos habían perdido las computadoras del
CONECTAR, que sus pibes recibían comida podrida en las escuelas bonaerenses,
que sus provincias no tenían obras públicas por el Plan Belgrano ni que el Plan
Patagonia tenía proyectos con presupuesto de 1 peso. Nada se los cambió
entonces, nada se los cambió en 2019 cuando vieron que volvía esta versión del
peronismo, ¿por qué escuchar la palabra Gestapo les cambiaría algo?
Vivimos en tiempos de la memoria del ya mismo, de lo
inmediato, de mi foto en el espejo que muestra mi imagen, mirando mi imagen en
el espejo a través de mi celular. Si vivimos en un presente constante en medio
de la megahiperinformación, sólo nos queda espacio para mandar más y más
información a la papelera de reciclaje. Si todo tiene valor, nada tiene valor.
Perdón, me metí con el tema de “la memoria” (la famosa frase “es que la gente
no tiene memoria” y otra vez, desde nuestro lado, le tiramos el fardo a “la
gente”, sin hacernos cargo siquiera, al menos como fuerza política, de lo que
sucedió en 2015, año en el que aparentemente hicimos todo perfecto, pero la
gente no nos acompaño porque le creyó a Macri y fue engañada por los medios de
comunicación – todo entrecomillado -. ¿Yo estuve ahí? Si, claro que si. No lo
niego. Por eso me animo a escribir estas líneas).
Volvamos a “¿Y si se enteran?”. Si se enteran, no pasa
nada. Si vivimos en la persecución del placer y la gratificación inmediata, y
lo que ven contradice esa gratificación inmediata (“desaparecer” al Pata
Medina, desaparecer al otro, como bien dijera el máximo referente del PRO
acerca de los competidores internos de su partido), se construirán un nuevo
relato en el que no importará el pasado inmediato, mediato o lejano, porque
vivimos en el presente continuo. Así un diputado (judío él lo que aumenta la carga que tendrán sus palabras al utilizar ciertos términos) saldrá a decir que publicar un tuit mostrando una fake new es un mecanismo “típico de
la Gestapo”, para apenas un tiempito después decir que la frase dicha por el ex
Ministro de Trabajo de Vidal, bueno, está mal pero que se yo, no debe usarse banalmente Mark Fisher dice sobre la memoria en estos tiempos, que “la anulación
del largo plazo se extiende tanto hacia atrás como hacia adelante en el tiempo”.
¿Por qué se producirá esto? ¿Por qué hay quienes eligen este camino? ¿Lo
eligen? Y otra vez caigo en el tema de “la gente no tiene memoria”. En las
elecciones de 2003, nadie no podía tener memoria: diciembre del 2001 estaba ahí
mismo. Sin embargo, Menem salió primero en esas elecciones y Lopez Murphy salió
3ro con el 14% de los votos. Hoy Lopez Murphy está de vuelta en el candelero, a
Cavallo se lo cita como voz de autoridad y Pato Bullrich es presidenta del PRO.
Uno elige qué recordar y que olvidar. Y la Gestapo, mañana será historia
olvidada.
Keseyo