Hace unas semanas, el usuario de Facebook “Queso Ruso”, subió a su cuenta una recopilación (de la que aquí se replican algunas imágenes) de los artículos màs miserables publicados principalmente por Clarìn, La Naciòn, Infobae y Perfil, artículos sobre aquello que los no macristas llamaron militar el ajuste.
El
dispositivo de comunicación macrista, llevò adelante un bombardeo pòr demolición nunca antes visto en democracia. La hidra conformada por Clarìn y La Naciòn,
con el aporte menor de Infobae, A24, Noticias, Perfil y todos los multimedios
relacionados, actuaron en los hechos, como una sola criatura monstruosa.
Lograron convencer a los convencidos, de que el kirchnerismo dejó a la
Argentina en peor estado que el nazismo a Alemania tras la Segunda Guerra
Mundial, y que nuestro país estaba màs destruìdo que Irak tras las dos Guerras
del Golfo, mientras era gobernado por un grupo de asesinos de la policía
secreta de Ceaucescu, junto a la KGB de Stalin, la Gestapo de Hitler, y a los
sicarios de Pablo Escobar Gavirìa.
En
la película italiana “Amigos mìos” (Mario Monicelli, 1975), Philipe Noiret
interpreta a un editor de diario, que es descubierto por su esposa en su
infidelidad con la esposa del panadero. - ¡Ojalà se muera!, le grita la esposa
al descubrirlo, deseándole lo peor a la amante de su esposo.
Un
par de días màs tarde, un micro de larga distancia choca, y 10 personas mueren.
“Que sean 11” ordena el infiel editor, agregando el nombre de su amante a la lista
de vìctimas. Con el diario impreso en la mano, va a ver a su esposa para
echarle en cara que “se cumplió tu deseo”.
El
gag cierra con otra visita de Noiret a su amante, quien había recibido decenas
de coronas de flores, sin saber porquè.
Si
la escena relatada puede sacarnos una sonrisa, no ocurre ni ocurrió lo mismo
con lo militado por los grandes
multimedios nacionales durante los 4 años de macrismo (que se extienden por lo
menos a los 4 años del segundo mandato de CFK, cuando no a los 8): la manipulación
de la realidad para justificar el estado de miseria
al que la mayoría de los argentinos – incluid@s, sin dudas, l@s votantes
macristas – serìa empujado por quienes llegaron al gobierno en diciembre de
2015.
Se
inventaron crisis inexistentes, PBI s enterrados [1] y se invirtieron términos,
con una impudicia que no conoció lìmite alguno: el cierre de una fàbrica, una
catástrofe social y económica desde donde se la mire, fue convertida en algo
bueno para el medio ambiente. Vivir en espacios cada vez màs pequeños, se
volvió una nueva comodidad y no lo
que realmente era: achicarse por no poder pagar por un espacio màs digno. La
luz artificial, esa con la que convivimos toda nuestra vida, de pronto,
afectaba nuestra salud. Entonces, lo mejor, era estar a oscuras. Nada que ver con los aumentos tarifarios del
1500%, 2000, 3000% que se aplicaron a los servicios públicos porque estaban muy baratos, porque eran necesarios para mejorar un servicio
que, como sabemos, jamàs mejorò, llegando incluso a producirse un blackout
total, por primera vez en la historia, que afectò a todo el país, partes de
Uruguay, el sur de Brasil, y zonas del Paraguay.
Clarin
y La Naciòn funcionaban en tándem, como todas
la voz. A24, Infobae y Perfil, replicaban y a veces, simplemente,
fotocopiaban. Incluso Telam hacìa campaña a favor del sufrimiento.
La
idea fue justificar y hacer parecer amable, sin nombrarlo nunca, el ajuste
brutal que recayó sobre todos los que no eran ellos (Macri y su familia
extendida); pero principalmente, justificarle a la clase media gorila votaCambiemos y explicarle, que
eso que sufrìan de manera impiadosa, continua e ilimitada (no se detuvo nunca
en los 1400 y pico de días que durò el calvario macrista) no era eso que todos
sabían que era, sino el paso por un purgatorio,
un trànsito hacia una vida mejor, hacia el cielo prometido.
Asì,
aparecieron el famoso “segundo semestre”, el “estamos mal hoy, pero mañana
estaremos mejor”, el “sabemos que este es el camino”, uno de entre tantos
mantras repetidos hasta el infinito, entre infinidad de mantras con los que los
newage gubernamentales de hojalata nos atosigaron, mientras lanzaban un
festival de deuda externa, Lebacs, Leliqs, puentes ferroviarios por los que no
pasaban los trenes, inauguración de obras sin terminar que nunca serìan
finalizadas, hospitales desfinanciados, Tecnopolis cerradas, vacunas vencidas, bajadas
por las que no entraban camiones, pasos bajo nivel por los que las ambulancias
no podían cruzar, obras hídricas que no evitaban las mismas inundaciones de
siempre, soterramientos detenidos por la Justicia. Y todo asì.
El
plan era acostumbrar a la miseria màs absoluta a quien nunca la habìa sufrido.
El achicamiento a quien acostumbraba a expandirse. A volver natural que el Gran
Buenos Aires se convirtiera en los suburbios de Nueva Delhi, con sueldos de las
Filipinas. A que comiéramos basura, insectos, alimentos podridos, pan con
hongos, pero con dignidad (¿). Un
cielo prometido, tras el sufrimiento terrenal. Tomaron un poco de cada
religión, de cada teoría de bajo vuelo que estaba dando vueltas, y envolvieron
eso en un packaging atractivo, lleno de globos y colores, con glitter, y que en
su interior trajo a La Parca, disfrazada del payaso de “It”.
Por
supuesto, la miseria, la incomodidad, el achicamiento, el no comer todos los
días, no era para ellos. El no salir de vacaciones, definitivamente no fue para
Macri, un vacanciòcrata de alto fuste.
Se lo pasò descansando; llegaba a
trabajar al mediodía, se iba temprano; la mayor parte del tiempo, hablaba con
metáforas de agua, no se preparaba ni mínimamente para sus encuentros
internacionales, y hablaba de fútbol, contando siempre las mismas anécdotas. A
èl, a su familia, a sus amigos, a sus ministros, a la no-abogada Laura Alonso,
a la Ministra Pum Pum, no les llegó el ajuste. No apagaron sus aires
acondicionados. No dejaron de comer. No abandonaron sus vacaciones. Ni
siquiera, para reunirse con los familiares del ARA San Juan.
Y
detrás de todo esto, la idea foucultiana de la biopolìtica: quienes pasen por
esta prueba, quienes la atraviesen con éxito, serán los merecedores de ser argentinos. Los demás, los que queden fuera, los
que no resistan, los que tengan el tupè de morirse porque les explota la garrafa de la
cocina de la escuela, o porque se les hunde el submarino,o porque no aguanten sin comer durante días, y los
que se congelen por no poder pagar el gas para calentarse en invierno, esos, no
mereceràn ser argentinos.
Y
todo, para tener unos millones màs. Porque al final, se trataba de eso: de un
grupo de millonarios irracionalmente avaros, que querìan màs y màs. No son
buitres. Seamos buenos con èstas aves. Estos son algo mucho peor, algo que aùn
no tiene nombre.
Los
medios hegemónicos fueron fundamentales para naturalizar este nuevo sentido común, en el que un aumento de
3000% nunca fue nombrado como ajuste,
sino como sinceramiento. Nada fue
llamado por su nombre. Nada. Todo se ocultò a la vista, como la carta de Poe. Y
sin embargo, en las elecciones de 2019, un 40% se negó a verlo.
¿Alguien
sabe si la ensalada de tierra, va bien con el asado de arcilla?. ¡A disfrutar!
[1] Para
entender un poco màs lo irracional de este acto de loctura persecutoria (que
llegó a proponer que los PBI s robados se guardaban en los ARSAT en òrbita),
ver https://comosinolosupieras.blogspot.com/2018/08/cuanto-mide-y-pesa-un-pbi.html
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