Escribe hoy: Clarence, el león de Daktari
Lo de la fuga del Laucha Corres fue una animalada. ¡A esos ratis que lo cuidaban habría que matarlos como a perros sarnosos!. Lo dejaron salir caminando de su jaula. ¡Capaz y nos enteramos que entre todos hicieron una vaquita para pagarle el pasaje de avión a su nuevo habitat!. Escuché que enterado de la fuga, el Tigre Acosta no pudo contenerse. "¿Se escapó esa serpiente?. ¡Gusano inmundo!. ¡Todavía me debe plata esa rata!". Evidentemente, Corres corría con el caballo del comisario, que ni lento ni perezoso se hizo el oso a la hora de dar explicaciones y fue más lento que una tortuga para organizar la búsqueda de la hiena asesina que se había fugado apenas horas antes. Dicen que el fugado lo primero que hizo una vez en la clandestinidad fue pedirle a su hijo León que le comprara un par de zapatillas Puma, su calzado favorito con los colores del Lobo, el equipo de su corazón. Difícil que vuelvan a agarrarlo al Laucha Corres, porque encima dicen que corriendo, Corres, es un animal.
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